jueves, 20 de mayo de 2010

Rasgándome. Lo fácil de la tristeza.

Hubo una época en que era tan tenaz que podía subir por un palo enjabonado de un par de decenas de metros. No sé bien cómo ocurrió pero dejé de tomarme el trabajo de hacerlo hasta llegar al estado actual en  que sólo lo miro y me pregunto para qué intentarlo.

Hubo un tiempo en que el entusiasmo por aprender era una energía sin límites. Hoy me obligo a hacer lo que tengo que hacer y me voy empujando para llegar al final de la tarea.


En algunos momentos creo que no soy de aquí y que no pertenezco. Luego reviso el almanaque y me digo a mí misma que ya no estoy para estas reflexiones de adolescente tardía. Entonces me sumerjo en la sinrazón de la culpa. Porque la culpa puede ser un territorio hostil pero familiar. Y lo familiar se incorpora con facilidad porque al estar en esa zona en que podemos funcionar en automático nos sentimos libres. O atados a las buenas explicaciones que es más o menos lo mismo.

Me parece que cuando paso del singular al plural me estoy sacando una responsabilidad de encima...
- Ay madre! Qué trabajo atroz hiciste conmigo!
No te culpo por esto pero describo mis maneras tristísimas y no puedo menos que hacerte partícipe. Porque del repollo no fué.
Combatir el enojo es una lucha de titanes. Y ahora para colmo mi lenguaje corporal toma las riendas: Me cambia el color de la cara conforme sube ese calor de la nada y me pongo roja como esos ajíes que me gustan asados.

En muchos casos me siento impotente porque aún apelando a la razón y siendo amable no obtengo respuesta. Muy duro, ahí cuando me siento forastera.
Veo la huída como una alternativa. Por eso debe ser que fantaseo con viajar y viajar y conocer gente y lugares. O mejor más lugares que gente. Por las dudas. O encontrar una ventana al mar del fin del mundo.


En el aquí y el ahora no me está quedando nada. Y la melancolía tiene un campo arado a su disposición.
Extraño, extraño demasiado la idea de la familia que ya no es. Y después de todo quizá nunca fué. Quizá merezca padecer la angustia de la frustración por haber podido y no haberme animado.
No sé si la voluntad me abandonó o yo la abandoné a ella. Aplastada por toneladas de soledades, conquistar la volundad no parece posible estos días.

Mi madre viviendo su mala vejez en un hogar geriátrico me resulta imposible de digerir. Me vuelo.

34 comentarios:

  1. Y si en vez de combatir el enojo, lo acepta?

    QUizás gaste menos energía y vuelva a encontrar esa alegría de vivir.

    Si pudo una vez, va a poder ahora.

    le dejo beso

    ResponderEliminar
  2. Tu reflexión conlleva el pensamiento de Uno mismo, q' ha pasado (o está pasando) por situaciones y pensamientos similares. Lo q' me ha atraído la atención, es el poder de síntesis q' tiene la 2da. foto...
    Podría decir algo con respecto a como nos pega la llegada a la vejez de nuestros Padres, pero c/u sabe cuan dolorosa es la realidad.
    Nos dicen q' así es la vida... el único inconveniente es q' a veces estamos sin herramientas para pelearla o sobrellevarla...

    Winter si necesitás una oreja, de corazón, aquí estoy...

    Un abrazote, si?

    ResponderEliminar
  3. Winter, creo que andamos caminando por el mismo barrio.

    A veces uno se ahoga de bronca, otras veces gana la desesperanza. Y no se ve nada en el horizonte, nada. Supongo que de la mano de la aceptación (como dice Mona Loca) madurarán las ideas superadoras, qué hacer, adónde ir.

    Lo único que se me ocurre es que en estos momentos es más que nunca necesario tener un proyecto, o varios. Una meta propia, no importa si es grandiosa o humilde. Un objetivo para apuntarle, ir trabajando en esa dirección. Nada nos garantiza que vamos a ser felices y plenos, pero al menos esa será nuestra obra, nuestra historia.

    Un abrazo!

    ResponderEliminar
  4. a veces nos embarga la desesperanza y resulta muy difícil mirar para adelante
    creo que siempre nos queda algo ( me resisto al nada) y a ese algo hay que aferrarse para empezar a construir
    te mando un beso grande

    ResponderEliminar
  5. Mona, aceptar el enojo?
    Y si aquella que pudo no era yo?

    abrazo mona!

    ResponderEliminar
  6. Artus, querido Artus! Creo que viene por ese lado, me encuentra sin herramientas casi paralizada.

    Te agradezco mucho tu ofrecimiento. Lo valoro.
    Un abrazo grande. Gracias

    ResponderEliminar
  7. Alma, estoy en esa búsqueda de mi propia zanahoria. Aunque me cuesta enormemente encontrarla, como si la mía me la hubieran robado!

    Creo que es una etapa que hay que transitar pero cuesta un vagón!

    Abrazo, cualquier cosa tocá timbre...je

    ResponderEliminar
  8. Vir, de ese algo estoy colgada, aferrada como a un clavo ardiente. Pero eso es todo.

    Un gran cariño para vos.

    ResponderEliminar
  9. Winter yo veo en esto que has escrito una valentia propia de quien alguna vez se atrevió a subir ese palo enjabonado, y que hoy por razones obvias ya no puede hacerlo.
    Me has sorprendido y no tengo duda de que semejante honestidad no hará mas que abrir las puertas a la aceptación de la realidad para vivir con el mayor bienestar posible.

    Mi abrazo!

    ResponderEliminar
  10. A veces nos gana el cansancio (emocional, el otro es mas simple de solucionar), uno se harta de intentar una vez, dos, tres ... y finalmente se rinde. Comprendo de que habla porque tengo períodos asi, sigo intentando y a veces me pregunto para que. No sé que haré el día en que me gane la desesperanza absoluta, no me gusta pensar en eso.
    Flote amiga, haga la plancha un rato, a veces las cosas se acomodan y la vida nos sorprende. Y sino busque una oreja profesional que la guíe y la ayude a darle otra perspectiva a su vida. Pero no se deje vencer, dele pelea.
    un abrazo

    ResponderEliminar
  11. Demasiado lúcida, la lucidez paraliza, aminala a la voluntad y a los impulsos, después factura con tristeza, estaría bien un poco de tanada para patear el tablero, uno no puede darte consejos porque sos demasiado inteligente y sin embargo lo hice, no fuí lúcido.
    Que te sientas bien.

    PD: La primera ilustración que elegiste es muy ingeniosa, igual que la del post pasado, así me vas a tener de cliente siempre.

    ResponderEliminar
  12. Magah, generosa Magah! Las puertas de la aceptación. Al igual que Mona apuntás en esa dirección. Voy a intentar profundizar un poco por ese lado. Quizá no deba combatir o resistir sino aceptar. Lo voy a pensar.
    Gracias!
    Un gran abrazo

    ResponderEliminar
  13. Any, flotar... dejar que se acomoden los zapallos solos...sí, no está mal. El tiempo hace mucho por su cuenta.
    Gracias por tus ideas.
    Tengo una foto de unas lechucitas reservada para vos. Ojalá te guste.
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  14. Ceo, me sobreestimás. Tus palabras se sienten como de quien a pateado cuadras. Y más cuadras. Y algún tablero...
    Sos lúcido. Y muy lúcido!

    Te cuento un secreto: Hace un par de semanas, cuando desarmé el departamento de mi madre, descolgué dos óleos que había pintado a mis trece años de edad. Me los llevé, paré el auto al lado de uno de esos tachos de basura tan horribles de Macri y los dejé ahí. Ahora sólo son un recuerdo.
    En aquellos años leía Humor con pasión.

    Siempre me gustaron los dibujos, las fotografías que hablan solas, que se expresan por sí mismas. Quizá sea una asignatura pendiente, no?

    Un gran abrazo, Sr. Talento!

    ResponderEliminar
  15. Qué tristeza... te entiendo.
    Creo que cuando nos resistimos, las cosas duelen más y tardan más en pasar.
    Tal vez relajarse y aceptar el dolor, sirva para que vengan los cambios que tienen que venir y que podamos estar mejor plantadas en el presente.
    Tal vez aceptar que las cosas son como son, y que no vale pensar en que podrían ser de otro modo.
    Hay leyes de vida, como la de la gravedad, contra las que no podemos hacer nada
    Tal vez lo que nos duele sirva para valorar la vida y encararla de otro modo, como fue antes.
    Digo, no sé... No sé si te estoy hablando a vos o me estoy hablando a mí.
    Las fotos que elegiste son perfectas.
    Te dejo un abrazo, cuidate mucho.

    ResponderEliminar
  16. Mire, yo creo en la convivencia pacífica con las realidades que nos toca vivir. Por supuesto que requiere cierta fuerza de voluntad, pero estoy seguro de que hay muchas cosas que son más difíciles. Busque, que en su interior siempre va a encontrar elementos de lucha.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  17. Winter, el último post mío no fue escrito pensando en esto, sin embargo creo que encaja justo, la poesía de Constantino Kavafis expresa mucho mejor lo que torpemente quise decir más arriba. Olvidar de la meta, y hacer del trayecto algo digno de ser vivido: "Que tu viaje sea largo"
    Dejar atrás lo que no fue y no será, menos pensamiento y más movimiento, como dice el maestro Ceo.
    Beso.

    ResponderEliminar
  18. Buenísimo! Mandamelas! es el bicho mas lindo del planeta!
    =D

    ResponderEliminar
  19. Aceptar las emociones... Y atravesarlas.

    Pensar menos, analizar menos. Hablar más. Escribir más. Distraerse menos. Ocuparse.

    Soltar.
    Perdonar.

    Y seguir... siempre seguir.

    Va este abrazo.

    ResponderEliminar
  20. donde, estos días estoy pensando bastante en la aceptación como herramienta, a raíz de todos los comentarios que me hablan de ella.
    La verdad es que no reparé que en que quizá deba resignarme. La resignación es algo que me cuesta para todo.

    Veo también que a veces, transitar la historia de otro nos ayuda a digerir la propia.

    Gracias Marina!

    ResponderEliminar
  21. Yoni, desde la racionalidad lo entiendo pero no logro controlar lo que siento.
    Busco, trato. Y tiene razón: Dentro de uno.
    Gracias!

    ResponderEliminar
  22. Any, en un rato la busco y te la envío.

    ResponderEliminar
  23. Mr. Halls, cómo está caballero! Atravesar las emociones... Creo que carezco de educación emocional. Si tuviera hijos no dudaría en esforzarme en este punto. Creo que es una equivocación histórica no enseñarle a los hijos a transitar las emociones. Porque a veces no venimos con facilidad de origen...

    Un gran abrazo.

    ResponderEliminar
  24. Querida, creo que aceptación y resignación no son la misma cosa.
    Aceptar nos da paz para seguir adelante y modificar lo que sí se puede cambiar.
    Resignarse nos hunde en el fracaso y nos deja sin energías para nada.
    Mi humilde opinión.
    Un abrazo, que todo esté bien.

    ResponderEliminar
  25. Marina, trato de entenderlo pero aceptar no es un acto de resignación?
    Me voy pensando.
    abracito

    ResponderEliminar
  26. Tal vez sea sutíl la diferencia, y yo no soy una entendida como para hablar con autoridad...
    Lo que te puedo decir es que cuando me resigno entrego mi poder personal, lo pierdo.
    Cuando acepto, me siento en paz porque hay armonía, y no pierdo mi poder como ser humano.
    Aclaré, o compliqué?? ja ja, habrá que preguntarle a alguien que sepa explicarlo mejor.
    Un abrazo, que estés muy bien.

    ResponderEliminar
  27. Según la RAE, pareciera que no hay diferencia:

    aceptar:
    1. tr. Recibir voluntariamente o sin oposición lo que se da, ofrece o encarga.
    4. tr. Asumir resignadamente un sacrificio, molestia o privación.

    resignar:
    4. prnl. Conformarse con las adversidades.

    Todo este dilema surge a partir de su "Combatir el enojo es... " Creo que las emociones no pueden evitarse y, en ese sentido, da lo mismo aceptarlas o resignarse ante ellas. El punto es que no tenemos opción.
    La inteligencia emocional se aprende Winter, y hubiera sido tanto más sano que muchos padres la hubiéramos aprendido antes de tener hijos...
    Tal vez he aquí un ejemplo que aclare la diferencia entre aceptar y resignar.

    Aceptás que no estás educada emocionalmente...

    ¿Vas a resignarte a seguir viviendo con esa carencia?

    ResponderEliminar
  28. Marina, acá abajo Mr. Halls nos sugiere una explicación interesante.
    Igualmente, buscando encontré algo que distingue ambos conceptos partiendo de lo que se considera la aceptación en términos budistas.
    Si querés te lo paso por mail
    Cuidate!

    ResponderEliminar
  29. Mr. Halls, en primer lugar gracias por aportar claridad.

    Mi respuesta rápida y reactiva es NO, no quiero resignarme a esta carencia. Pero si acepto que no estoy lo suficientemente formada emocionalmente, estoy racionalizando las emociones aquí y ahora. Y entonces, cómo sigo?
    Me siento en un brete en este punto porque regresar en el tiempo no puedo.

    Menudo dilema...
    Un gran saludo

    ResponderEliminar
  30. Creo que yo también estoy en el mismo bando...pero también creo que de nada sirve quedarse estancado en el pasado, salvo, cuando podemos analizar nuestros errores, para no volver a repetirlos.
    Viví el día a día, sin poensar ni en el ayer, ni en el mañana.
    En la vida, hay cosas impredecibles. Vaya uno a saber, que nos depAra el destino. Lo importante, es mirar siempre hacia el horizonte y no analizar demasiado las cosas, sino, más bien, dejarnos fluir.

    Que estés bien!!

    ResponderEliminar
  31. María, hola! Lo qué decís es cierto, por muchas razones. Y es recomendable pornerlo en práctica. No obstante, el analizar las cosas que me pasan es en mí o algo genético o tan recontra incorporado en la temprana edad que no encuentro diferencia.
    Estoy dispuesta cada mañana a vivir el día a día porque también siento que la vida está llena de "vaya a saber qué puede pasar en un rato" pero llego al mediodía y enseguida corrijo...je!

    Un gran cariño, yo también espero que estés bien!

    ResponderEliminar
  32. Le repito el segundo párrafo que escribí en el primer comentario de este posteo:
    "Pensar menos, analizar menos. Hablar más. Escribir más. Distraerse menos. Ocuparse."
    Usted dice "racionalizar las emociones" y... no, tal vez se trate de tomar conciencia de las emociones, estar atento y tomar conciencia de que estoy triste, contento, feliz, enojado, etc... Y aceptarlas sin más, porque créame, todos estamos preparados para atravesarlas.
    Como más arriba dice María, "dejarnos fluir". Ser.
    Usted misma se platea un brete que no es tal por su propia definición: "...regresar en el tiempo no puedo" Acepte tal limitación y verá que le será más accesible poder aceptar que las cosas fueron como fueron y no de otra manera, como tal vez muchos hubieran deseado.
    El trabajo atroz está hecho. Es irrevocable.
    Lo único alentador es que es pasado. Fue. Y no es revolcándose en él que podrá liberar su angustia... Por eso dije "soltar".
    Usted bien sabe que su mamá hizo lo que pudo. Seguramente también sospecha que si lo hubiera podido hacer mejor... Aquí entramos con el "perdonar".
    Y voy a corregirme: no se trata de pensar y analizar menos, sino mejor. Porque también somos razón.
    Sólo que, creo, son las emociones las que definen nuestra vida. Sin ellas, seríamos sólo palabras.

    Y siguen los abrazos... Hasta la próxima sonrisa.

    ResponderEliminar
  33. Excelente texto. Describe la sensación con maestría.
    Fuerza que siempre se puede ir por más.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  34. Son etapas a atravesar, hacerse amigo de esos momentos, saber que en algún momento pasarán, no tratar de entender, porque no hay respuesta. Tan solo hacer la plancha, y si no hay ganas de hacer nada, no hacer nada.
    Esto también va a pasar.
    es la vida en movimiento y hay que aceptarlo.

    un beso

    ResponderEliminar