jueves, 12 de agosto de 2010

La queja. De qué me quejo cuando me quejo.

Les comentaba días pasados que estaba haciendo un ejercicio consistente en anotar durante cada día, durante una semana, cada vez que me quejaba por algo.
Bueno, el ejercicio terminó, me tomé un poco más de tiempo. Hora de aprender algunas cuestiones sobre mi misma.
Como especial pronunciamiento me reconozco como imbécil,  he aprendido poco y nada en estos 44 años.



Algunas conclusiones:
Es increíble lo poco que le digo a los que quiero que los quiero. Cada día empezando hoy mismo voy a preguntarme si hice hoy todo lo que tenía que hacer para que la gente que quiero, si me muero hoy,  sepa que yo la quise.

La familia dejó de ser eje social. Se acabaron los ritos mínimos que nos mantienen unidos como núcleo primario. Si hasta vacacionamos por separado y comemos en bandeja en lugar de sentarnos a la mesa a compartir y conversar.

Nosotros elegimos vivir como vivimos. Uno vive lo que quiere vivir y está donde quiere estar. Y si a uno no le gusta tiene la obligación de cambiarlo y esa es mi decisión.
Porque ser feliz es un tema del alma y no de afuera.

La peor soberbia es la de creerse buenos. Hay que preguntarle a los demás, escuchar su opinión y entenderla e interpretarla. Hacer el esfuerzo de ponerse en los zapatos del otro. Y si hace falta partir de nuevo.

Tenemos que valorar a los viejos y como nos educaron y tener la humildad de reconocerlo frente a nuestros hijos, nuestros sobrinos. ¡Porque los viejos se nos están muriendo de tristeza porque ya no cuentan ni para su familia! A un adolescente de 14 años no le resulta divertido visitar a sus abuelos pero es necesario para ambos y si hace falta hay que forzarlo, para que el chico comprenda su historia personal, de dónde proviene y por qué es como es y para los viejos sentirse útiles, queridos, respetados y tenidos en cuenta. Tener por delante nada más que pensar que no queda nada es una tristeza evitable.

Mirarle el alma a nuestros seres queridos, dejar de observar el afuera y si el cinturón combina con la ropa.

La familia está educada por una mujer que se queja todo el día y eso trae consecuencias espantosas para sí y para todos los demás. La queja es un mal hábito. Malísimo.
¡Pero si causa horror de todo lo que nos quejamos al final del día! La queja es un hábito que refleja la sensación de no felicidad que ha hecho que las generaciones que vienen desde atrás no quieran parecerse a nosotros, que a la larga determina un cambio de conducta que provoca más infelicidad en una búsqueda sin fin.



Antes de anticiparse al futuro hay que preguntarse donde estoy y que estoy haciendo.

Y entender que agradecer es importante a pesar de nuestra estupidez mental.

22 comentarios:

  1. Sí, querida, ser feliz es un tema del alma, estoy totalmente de acuerdo, y sé que se puede. Todos buscamos la felicidad y cada uno encuentra su camino... va haciendo su camino.
    En mi caso, el mejor antídoto para la queja siempre ha sido agradecer, porque me sitúa en otro lugar y la mirada cambia automáticamante. Así es que me siento agradecida desde el momento en que abro mis ojos a la mañana y lo primero que veo es a Bruno bostezando a mi lado.
    Hay cosas que no van, que no están bien, que dan tristeza y todas esas cosas se pueden cambiar.
    es sano preguntarse a una misma si está contanta con la vida que hace. es sano responderse con sinceridad y cambiar lo que haya que cambiar.
    No creo que seas imbécil, ni que hayas aprendido poco en estos 44 años. Hace falta valor para el cambio, sobre todo cuando estamos en una sociedad tan acostumbrada a instalarse en los sitios de comodidad y a dejarse llevar por la inercia...
    Me gusta mucho lo que estás mostrando en tu blog, tu proceso, tus cambios, tus conclusiones... que sin duda nos sirven y nutren a todos. porque en definitiva todos venimos tratando de pilotearla para ser más felices.
    Un abrazo grande.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. Bueno, Winter!
    La felicito por el ejercicio, veo que ha dado excelentes resultados.

    Yo opino como usted: la felicidad es una elección. Estoy firmemente convencida.

    La felicito por su ejercicio introspectivo.

    besos

    ResponderEliminar
  3. por supuesto que ser feliz es una decisión interna,aparte estoy totalmente de acuerdo con vos en que la queja constante es un bajón.
    hay que usar la ley de atracción mientras más positivo y bien esta uno mejor nos va.
    yo por lo menos lo compruebo a diario, si bien tengo la suerte de ser optimista por naturaleza, si decaigo trato de levantarme enseguida.
    muy buenas tus reflexiones, un beso.

    ResponderEliminar
  4. winter
    buenas reflexiones

    si has llegado hasta aquí y darte cuenta de algunas cosas tuyas y de lo q' te rodea, siempre es enhorabuena...

    eso de decirle a las personas q' Uno quiere, q' las quiere, es todo un tema; sólo cabría agregar q' No sòlo basta con decirlo, tb. hay q' actuar al respecto en los pqños. actos de la vida q' demustren nuestro desprendimiento ante ellos (y la inversa es válida)

    lo de ser feliz es tan, pero tan dìficil en estos tiempos en q' todo tiene su precio, o q' c/humano sólo piensa en sí mismo; pero aún así se puede hallar personas - bellas - q' demuestran q' a pesar de todo Uno puede ser feliz

    bueno podría seguir, pues tu post da para reflexionar y repensar largo; pero ya sería demasiado :)

    winter te dejo un gran abrazo y sé feliz; de alguna forma nos lo merecemos... (a pesar de nosotros mismos;))

    ResponderEliminar
  5. Hay siete conclusiones.
    Las primeras tres, como creo que corresponde en estos temas, están dichas en primera persona.
    Las cuatro restantes se generaliza la cosa: "Tenemos", "nos quejamos", etc. Y ahí noto la falencia. Hubiera sido interesante mantener la idiosincrasia individual.

    No soy de expresar que quiero a mi gente. Porque estoy seguro de que ellos lo saben.

    Hay veces en que me gustaba comer solo. Todos en la mesa no dejaban escuchar lo que decía tele.

    Más que "obligación", creo que tenemos la "opción".
    Pero entiendo (creo) lo que quisiste decir.

    Nadie es totalmente bueno, o totalmente malo. Todos, hasta el que parece más inocente, tenemos una cripta en el placard.

    No llegué a conocer a ninguno de mis abuelos (soy el menor de siete hermanos). A mis viejos lo visitaban sus nietos y los adoraban. Creo que depende mucho de como es el "viejo". Si es cascarrabias y mala onda, no lo visita ni el cartero.

    No sé. Yo sigo mirando el afuera. Y especialmente, en el caso de minitas, la parte de atrás.

    Mi vieja no era de quejarse.
    Porque si se quejaba, venía mi viejo y la fajaba.

    Como decía Tato Bores: "No se queje sino se queja".

    ResponderEliminar
  6. Marina, despertarte el bostezo de Bruno es un honor! Ese muchacho es un sabio...
    Dejame decirte gracias, porque tus comentarios siempre me resultan motivadores.
    Un beso señora.

    ResponderEliminar
  7. Mona, qué me dice! Esto de revisar la estantería de pensamientos-sentimientos es un trabajito...
    Abrazo

    ResponderEliminar
  8. Carli, cómo estás? Esto de la queja es una cuestión central porque a veces es nada más que un MAL hábito. Si te ponés a pensar, casi todo puede ser motivo de queja.
    Pienso que es más sano tratar de evitarla. En eso estoy. Aunque cuidado, me descubro recordándolo para no caer en la tentación...
    Un cariño para vos.

    ResponderEliminar
  9. Querido Artus, es cierto que las acciones cuentan pero es bueno poner en palabras el te quiero, te necesito, sos importante para mí...
    Es algo que no me enseñaron de chica y no se practicaba en casa. Va siendo hora que corrija algunas cositas.
    Encontrar personas afectuosas, que le agregan valor a la existencia propia resulta difícil pero no imposible. Pero para encontrarlas hay que estar predispuesto, atento.
    Un abrazo para vos.

    ResponderEliminar
  10. Adenoz, estimado: Es cierto y el cambio fue intencional, más allá que no sea técnicamente procedente, me permito en este espacio tratar de llegar a quien me visita de la mejor manera que encuentro.

    Fijate que curioso, en estos días me encuentro repitiendo bastante seguido que NO TODAS LAS CUCARACHAS SON MALAS NI TODAS LAS PALOMAS SON BUENAS...

    El viejo siempre merece comprensión. No difiere mucho del comportamiento de un chico. Sólo que no tiene un futuro por delante. Entonces por qué mejor no robarle una sonrisa y hacerle el día menos triste?
    Tenga un saludo gorila.

    ResponderEliminar
  11. Prefiero robarle la jubilación, al viejo amarrete.
    Va a pagar todas las que me hizo pasar.

    Aunque debo reconocer que nunca me puso una mano encima.
    Siempre mandaba a mis hermanos mayores para que lo hicieran por él.

    Salud, compañera.

    ResponderEliminar
  12. De vez en cuando es bueno reflexionar un poco. Me parece bien que lo haya hecho, y que haya sacado tan jugosas conclusiones.

    Yo creo que la queja es necesaria si no se abusa. Me gusta despotricar, es un vicio que tengo desde siempre.

    Pero también agradezco eh, una cosa no quita la otra.

    Un saludo.

    ResponderEliminar
  13. Muy bueno su trabajo, yo no podría.
    Ni siquiera puedo llevar la contabilidad de mi negocio.
    Eso de andar diciendo a los demás que uno los quiere no es lo mío. Eso se nota y prefiero que se note y no se diga a lo contrario, que es creo bastante común.
    Lo de los viejos está muy bien, pero como casi todo en la vida, lo entiendo tarde.
    Fui siempre muy renegado, desapegado y poco demostrativo. Ahora de viejo me doy cuenta que podría haber sido mucho mejor nieto. Me queda recordarlo para los viejos que aún tengo.
    ¿Usted siempre nos va a hacer pensar en este blog? Nunca un chiste fácil, una anécdota que a nadie le importa si es cierta o no o el clásico autobombo. Mire, si no cambia se va a quedar sin lectores.
    Le puedo dejar un beso?

    ResponderEliminar
  14. Primero lo primero: la primera imagen es tan linda!
    Bue, yo soy muy quejosa, tanto que ya ni cuenta me doy; me lo han hecho notar varias veces.
    Estaria bueno hacer el ejercicio de anotar las veces que uno se queja, creo que empezaría a bajar un cambio porque me daría verguenza de mi misma. La queja es un hábito, uno bastante feo.
    Ser feliz es un tema interno si, por momentos incluso uno se siente como desfasado con el entorno (estaba casualmente pensando en escribir algo sobre eso, el propio estado interno y la relación con el afuera) suele pasar que uno queda como un tarado feliz en medio de tanta cosa triste o fea que pasa alrededor; y al revés también claro, a veces también pasa.
    Imbécil no che, al contrario, vos sos muy lúcida me parece, tanto que habrás renegado lo tuyo por ese don. A veces es mejor vivir medio en babia ...
    un beso

    ResponderEliminar
  15. Creo que somos lo que elegimos ser.
    Por tal, si nos metemos de lleno en la queja -sin importar hacia que- nos transformamos en "quejosos", que solo padecen de eso por lo que tanto despotrican!

    Elegir ser feliz, nos corresponde, ¡¡obligatorio!!

    Ser y vivir el ahora!!! Ni más ni menos...

    Abrazo!

    ResponderEliminar
  16. winter gracias por tu visita, recien me estoy adentrando a este mundo tan singular de los blog y te digo que estoy gratamente sorprendida por las personas que uno encuentra, un beso.

    ResponderEliminar
  17. Si claro, pero, "Como especial pronunciamiento me reconozco como imbécil, he aprendido poco y nada en estos 44 años"... no estarás siendo un juez un tanto severo?. hacer por los otros, lo que se tiene que hacer, no es hacer todo lo que se "quiere" hacer, ¿que, si uno hace mas de lo que el otro quiere o necesita?.
    Ser feliz no es permanente, además sería aburrido no habría desafíos para buscar ser feliz.
    La felicidad no depende de los otros, y la felicidad de los otros no depende de nosotros.
    Cada uno debe buscar la suya.
    Ejemplo: yo no puedo pensar que mi mujer me hace feliz, en realidad yo soy feliz con su existencia.
    saludos felices

    ResponderEliminar
  18. Indulgencia Winter... un poco de indulgencia hacia vos misma.
    Y menos quejas, claro.
    La queja me parece una acción estéril.
    ¿Para qué sirve?
    Me hace un poco de ruido aquello de "Uno vive lo que quiere vivir y está donde quiere estar".
    No siempre Winter, lamentablemente, no siempre.
    Y sí coincido con eso de que tenemos la obligación de cambiarlo.
    Uno vive como puede y está donde puede estar.
    Si por mí fuera, hoy estaría a 12.000 kms de aquí, y sin embargo, aquí estoy, tratando de cambiar las coordenadas. Y aún no puedo. Tampoco me quejo, prefiero ahorrar para el pasaje.
    Como siempre, muy interesante lo tuyo.
    ¡Un abrazo!

    ResponderEliminar
  19. con el tiempo aprendí que nunca hay que guardarse lo que uno siente, hay que decirlo, ponerlo en palabras, expresarlo y no guardarlo jamás.
    la queja no lleva a nada, no provoca el cambio tan necesario a veces, para salirnos del lugar enfermo y deambular hacia lo sano.
    en lo personal, elijo todos los días ser feliz (o al menos hago el intento)
    tengo esta vida solamente
    no hay marcha atrás
    tu post refleja exactamente lo que pienso y fue un verdadero placer leerlo
    beso

    ResponderEliminar
  20. la diferencia entre el sufrimiento y la queja es la palabra....

    Hace bien en quejarse, promueve a la tramitaciòn de las emociones.

    ResponderEliminar
  21. Me encantó. me parece que sacó muchas cosas en claro. Lo importante ahora es tyenerlas presentes para no volver a caer en la tentación de la queja permanente.
    Yo voy a tratar de imitarla porque si de quejas se trata yo hice un master en harvard...
    besos en el green.

    ResponderEliminar
  22. Esta claro que quejarse no conlleva ningún beneficio. Es más, creo que tiene que ser muy triste vivir así. Quejarse por levantarse temprano, por el trabajo, por el retraso del autobús...tiene que ser muy agobiante. Si te quejas es porque no te gusta, pues entonces, como bien tu dices, se debe cambiar, porque quejarse no va a cambiar nada.

    El problema viene, cuando no esta en tu mano cambiar aquello que quieres, para poder ser algo más feliz. ¿Qué haces entonces? Yo pienso en aquellas cosas que si me hacen feliz. Equilibrar de algún modo la balanza. Ver el vaso medio lleno. Agarrarte a lo que tengas para no caer en la infelicidad.

    Entonces ves las cosas de otra forma, hay que valorar de vez en cuando todo lo que tenemos y dejar de pensar en aquello que no tenemos. No olvidemos que la verdadera felicidad no se logra en la meta, sino durante el camino que lleva a ella.

    Un abrazo
    Lobo

    ResponderEliminar