
El tiempo transcurrió y mi profesión me llevó a conocer toda clase de profesionales de la medicina. Me quedo con aquél amigo médico, por respeto a todos los que son como él y por su medio mi reconocimiento a todos los que consagran su vida a su vocación.
Pero vayamos al meollo de la cuestión: ¿Por qué en un diseño tan exquisito como nuestro cuerpo, existen tantos defectos y debilidades que nos hacen vulnerables a la enfermedad? Inclusive nuestro comportamiento y nuestras emociones parecen haber sido moldeados por un bromista.
Nos gustaría imaginar que la vida es por naturaleza alegre y saludable, pero a la selección natural le importa un bledo nuestra felicidad, y sólo favorece la salud en la medida en que ello redunda en el interés de nuestros genes.
Todo cambio genético beneficioso preservado en la evolución tiene costos asociados (sí, los mismos que cualquier decisión: costo-beneficio). La selección natural no es caprichosa, simplemente selecciona aquellos genes que proporcionan una ventaja general de adaptación, incluso si esos genes incrementan la vulnerabilidad a alguna enfermedad. Por ej. la fiebre es incómoda pero útil. Se trata de una adaptación modelada específicamente por la selección natural para luchar contra la infección.
Mucho antes de que hubiera tratamientos eficaces, los médicos proporcionaban diagnósticos, esperanzas y sobre todas las cosas, sentido. Ante una enfermedad grave, la gente siempre quiere saber por qué. Desde el momento que la misma gente trató de empezar a arreglárselas con Dios, explicar la enfermedad y el mal pasó a ser algo más difícil.
Admiro profundamiento a quiénes depositan en Dios sus razones. Intimamente deseo alguna vez, antes del fin, entender sus razones. Si no es que los evolucionistas las explican primero.
Y vos, ¿Qué pensás o sentís al respecto?